martes, 17 de marzo de 2015

Mujeres de Carmona






Amanda Eslava Martínez (Carmona, Sevilla 1981). Nací hace 33 años en Sevilla de la mano de una madre trabajadora que muy joven tuvo por obligación que abandonar sus estudios para dedicarse al negocio familiar y atender a sus cuatro hermanos. Una madre que se enamoró de un joven maestro carmonense afincado en Cádiz. Un matrimonio que ha dedicado su vida a invertir todos sus ahorros en educación para sus dos hijos y que ha inculcado con mucho amor y respeto los valores que  nos hacen grandes como seres humanos. Una suerte mi infancia, un gozo mi juventud. Gracias Mª Jesús Martínez Delia y Francisco Eslava Rodríguez por haberme regalado la vida.

Me licencié en Humanidades, cursé la especialidad de Profesora de Español y de Patrimonio Histórico. Colaboré en actividades culturales de nuestra ciudad llevando la organización del Festival Internacional de Cine durante cinco años, trabajé con una beca en Bélgica en la Casa de América Latina en un proyecto sobre inmigración donde pasé los seis meses más felices de mi vida y donde descubrí mi verdadera vocación, ayudar a los demás. Allí comprendí que vivimos rodeados de Injusticia Social y  entendí que si no podía cambiar el mundo, al menos tenía que pintar mi entorno. Aprobé mis oposiciones en educación secundaria con una buena nota pero la crisis económica española ya había comenzado a lanzar sus primeros zarpazos. Así que tuve que aprender a enfrentarme a las adversidades y luchar en mi papel aún más difícil como mujer en una sociedad que poco a poco nos empujaba a retrotraernos años atrás. Trabajos que pasaron por  técnico administrativo, archivera, clases particulares, educadora social, monitora deportiva, camarera y un sinfín de oficios a los que les acompaña una historia detrás llena de desalientos y obstáculos en el camino, de miedos y frustraciones, de sentirte abandonada por el mismo sistema que te acogió en su regazo para formarte para el mundo laboral. 

Nada era cierto, nos engañaron y nos arrojaron a una jungla donde sobrevive el que no se queda en casa lamentándose por no saber qué hacer con su vida. Nos hicieron creer que todo sería fácil y hasta se nos metió en la cabeza que debíamos sentirnos culpables de nuestra propia situación. Nada de esto es así y no debemos asumir nuestro papel de mujeres derrotadas ante el sistema que nos han impuesto.

En esta situación tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida, volver a casa de mis padres. Dejar atrás la libertad que produce el sentirse independiente y viajar en la máquina del tiempo sin más remedio que adaptándote o muriendo en el intento. Y en este periodo camaleónico nació a.d.f Carpe Diem, un humilde rincón en forma de mujer bajo el rojo pasión de una amapola libre y salvaje. Una familia femenina donde la lucha por la Igualdad de oportunidades se hace eco entre nuestras risas. Porque nosotras bailamos a las Injusticias, porque nosotras danzamos a la crisis, porque nosotras decimos que sin Feminismo no hay Democracia y sin trabajo no hay Dignidad. Carpe Diem y Libertad.



Carmona, 02/03/2015