Sor
Carpe
“Sois para mí una
ventana, aquella que un día abrí para recargarme de aire fresco”
En la asociación feminista Carpe
Diem aun dibujamos sonrisas cuando recordamos lo que significó para nosotras
aquella excursión a Sanlúcar la Mayor para amadrinar a la comunidad de mujeres
de la localidad. Sororis, así se llaman nuestras ahijadas en el arduo camino
morado que aún les queda por recorrer, pero no están solas. La importancia del
hermanamiento entre asociaciones feministas es uno de los hechos más
importantes que se están dando en materia de igualdad. Las mujeres por
desgracia somos un grupo humano vulnerable en todos los ámbitos sociales.
Aun nos queda mucho por lo que luchar en materia de derechos para equipararnos
con el hombre sobre todo en el terreno profesional y en la corresponsabilidad.
Pudimos ser partícipes veinte
mujeres carmonenses de la mesa redonda sobre el feminismo en España que Pilar
Praena, delegada de la Mujer del Viso del Alcor nos deleitó durante una hora
haciendo hincapié en que no debemos dejar de perseverar a la hora de hacer
fuerza entre las entidades. Ya lo hicieron Emilia Pardo Bazán o Clara Campoamor
con sus discursos y sus logros en materia de educación y política y de igual
forma tenemos que hacerlo nosotras desde nuestro círculo más cercano si queremos cambiar las cosas.
Carpe Diem tuvo un turno de
intervención donde después de las palabras de su presidenta Amanda Eslava junto con Gertrudis
Vargas, que ocupa el mismo cargo en Sororis,
pudimos contemplar el vídeo donde se recogía como en Carmona de un
pequeño grupo de mujeres pudo surgir una gran familia feminista donde se le han
dado la espalada a los problemas mediante el baile a la vida, donde todas nos
reunimos para debatir los viernes sobre la necesidad de cambiar el mundo que
nos rodea, la urgencia de que las mujeres seamos más amigas y hermanas que
nunca para hacer fuerza en este pulso vital frente al patriarcado reinante. No
podemos dejarnos derrotar por nosotras mismas, sino continuar el trabajo que
otras generaciones pasadas nos dejaron trazado.
El ramillete de amapolas que estaba entre el público se emocionó tanto ante las palabras de las tres mujeres que componían la mesa y sobre todo boquiabiertas aun por la presencia de Vicente Terenti ,concejal de IU de Sanlúcar que se consideró feminista y compañero, no tuvieron más remedio que coger el micro y contar sus experiencias personales. Fue en ese preciso instante donde el silencio arreció en la sala y las sonrisas se convirtieron en lágrimas de emoción en el rostro de las presentes pero sobre todo de Vargas, que recordó la película Antonia, de Marleen Morris mientras que las socias honoríficas de Carpe Diem relataban sus vidas. Madres que habían perdido hijas, mujeres que batallaron con las enfermedades de sus maridos, víctimas de violencia de género, operaciones milagro donde se debatieron en duelo con la muerte, cargas de trabajo en el hogar, en definitiva, mujeres de batalla, féminas de campos donde tienen que sortear minas desde que se levantan hasta el atardecer, vidas reales, vidas por las que hay que combatir en busca de la igualdad, vidas que cargan con el peso inexplicable de todo cuando acontece a su alrededor, responsables de sus hijos, de las labores domésticas, esclavas de un sistema que el capitalismo creó, que las dictaduras apoyaron y que hoy es el muro que entre todas vamos a derribar, esa es nuestra meta y ese será nuestro cantar, la victoria de no ir por delante ni por detrás sino en Igualdad.
El ramillete de amapolas que estaba entre el público se emocionó tanto ante las palabras de las tres mujeres que componían la mesa y sobre todo boquiabiertas aun por la presencia de Vicente Terenti ,concejal de IU de Sanlúcar que se consideró feminista y compañero, no tuvieron más remedio que coger el micro y contar sus experiencias personales. Fue en ese preciso instante donde el silencio arreció en la sala y las sonrisas se convirtieron en lágrimas de emoción en el rostro de las presentes pero sobre todo de Vargas, que recordó la película Antonia, de Marleen Morris mientras que las socias honoríficas de Carpe Diem relataban sus vidas. Madres que habían perdido hijas, mujeres que batallaron con las enfermedades de sus maridos, víctimas de violencia de género, operaciones milagro donde se debatieron en duelo con la muerte, cargas de trabajo en el hogar, en definitiva, mujeres de batalla, féminas de campos donde tienen que sortear minas desde que se levantan hasta el atardecer, vidas reales, vidas por las que hay que combatir en busca de la igualdad, vidas que cargan con el peso inexplicable de todo cuando acontece a su alrededor, responsables de sus hijos, de las labores domésticas, esclavas de un sistema que el capitalismo creó, que las dictaduras apoyaron y que hoy es el muro que entre todas vamos a derribar, esa es nuestra meta y ese será nuestro cantar, la victoria de no ir por delante ni por detrás sino en Igualdad.
Las asociaciones de mujeres somos
un soplo de aire fresco como definió Ángeles Valerio a Carpe Diem por lo que
había significado para ella en su vida. En su turno de intervención explicó de qué manera el feminismo
llegó a su vida para hacerla bailar en la esperanza de que otra forma de ver la realidad era posible.
Gracias a la Asociación Vida de Carmona, que ayuda a hombres y mujeres a salir de la adicción a las drogas y que luego incentiva su inclusión sociales, nuestra caravana de mujeres pudo gratuitamente recorrer más de cuarenta kilómetros cargadas de ilusión para apoyar a otro grupo de mujeres para que tenga la fuerza suficiente y que logren emprender la marcha hacia la libertad. Ya lo decía Simone de Bouvoir, la mujer no nace, se hace. Unámonos para que todas las mujeres que están cerca de nosotras se hagan para siempre, forjando escudos protectores contra el machismo imperante. Por las que murieron luchando por nosotras, por las que estamos y sobre todo, por las que vendrán, soñaremos despiertas con ver que otro mundo es posible, porque sin feminismo, no habrá democracia.